Por Susan Arévalo*, líder del Círculo Presente Consciente, especialista en liderazgo y consultora organizacional.
Las mujeres hemos sido dadoras de vida. No solo se la pasamos a nuestra descendencia, sino que también el género femenino ha hecho posible el desarrollo de la especie humana a lo largo de los siglos. Aun privadas del derecho a la vida pública, nuestras ancestras crearon. Clarice Linspector escribía con la máquina colgada al cuello mientras alimentaba a sus hijos que debían adaptarse a los constantes cambios de ciudad que el trabajo de su marido demandaba. Frida Kahlo creó una obra desgarradora y vital desde la cárcel de un cuerpo enfermo, sometido a miles de operaciones y al dolor de la carne. Muchas científicas, escritoras, pensadoras, comerciantes, artistas – con el aval de la sociedad o sin él – han sido fundamentales para que la civilización evolucione en el plano de las ideas y del conocimiento. Hoy, la imagen de Frida, con su bozo incipiente es todo un símbolo de resistencia a los estereotipos de belleza y va impresa en la funda del celular de una veinteañera a quien aún le quedan muchas conquistas pendientes para el género. La de cupos, la de igualdad de salarios, la seguridad en la calle, entre tantas.
Pero algo es cierto: las mujeres hemos despertado. Estamos atentas y unidas. Y eso nos llena de alegría aunque haya en algunas una cierta deuda pendiente: estas luchas nos han tenido demasiado hacia afuera.
Necesitamos equilibrar: integrar la intuición y el corazón a la acción cotidiana para que nuestro éxito en la sociedad sea sustentable. En esa integración interior del yin y del yang, las mujeres recuperamos la magia de las chamanas que sabían que la fuerza de la vida provenía de la conexión con la naturaleza. Las mujeres somos cóncavas en espíritu, poderosas desde la permeabilidad e intuitivas además de, por supuesto también eficientes, inquietas intelectualmente y proactivas. Y por eso creamos vida de un modo único cuando integramos nuestras partes. La comprensión de que somos mucho más que nuestra mente es patrimonio ineludible del género femenino y lo ha sido desde el antiguo Egipto. Y si nuestra civilización construyó un desarrollo económico comportándose de un modo tan hostil con nuestra anfitriona, la Madre Tierra, es en parte porque ha dejado de lado lo sagrado. El apetito voraz por el progreso ha deparado inequidad e injusticia porque el paradigma reinante ha callado nuestro interior.
Por eso, quiero invitarte a que te sumes a un nuevo círculo de Lean In: el de Presente Consciente. Creemos que ha llegado el momento de integrar nuestro cóncavo y nuestro convexo. Y recuperar el tradicional sentido de trascendencia de nuestro género. Darnos a conocer desde una conciencia integrativa que nos devuelva al interior para sacar de allí una fuerza transformadora. Como nuestras ancestras, sentarnos alrededor del fuego, indagar en rondas de mujeres en la sabiduría de lenguajes sagrados como la Astrología y disciplinas integrativas como el Reiki, el Tarot, la numerología, la bioenergética y la gemoterapia, entre otras.
Un abordaje actual de estas herramientas nos augurará no solo bienestar sino que nos acercarán a delinear nuestro propósito. La sabiduría (Sophia) tiene nombre de mujer porque siempre ha sido patrimonio del género femenino buscarle el sentido a la vida.
Ya sea que tengas ganas de aportar tus saberes en estas disciplinas o aprender de ellas, éste es tu círculo. Estamos convencidas de que dar es lo mismo que recibir y recibir es lo que necesitamos para continuar creando una nueva conciencia femenina.
- Susan Arévalo es licenciada en Relaciones del Trabajo, especialista en liderazgo y consultora organizacional. Es facilitadora de varias Escuelas de Negocios. Es directora de la Diplomatura de Coaching Organizacional, Coaching para el Desarrollo Profesional, Líder Agile y Organizaciones Sustentables. Escritora de ficción. Astróloga y Taróloga. Dicta seminarios de Astrología y Tarot aplicado al liderazgo y desarrollo de equipos.