Si tenés una marca personal o estás llevando un negocio, notás que ahora todos —hasta tu mamá— están en internet. Eso es, como en muchos aspectos de la vida, algo muy bueno y muy intenso a la vez.
Vamos con las buenas noticias. Vender online hoy ya es mainstream: todo el mundo, de alguna manera, está ofreciendo sus productos, servicios y más de forma digital. Eso hace que el mercado se expanda, que la gente tenga más confianza para comprar y contratar, y también genera… sobresaturación de mensajes.
Para hacer crecer nuestro negocio, necesitamos llegar a más clientes. Ahora, en este momento, esos clientes están, como vos leyendo esto, online. Una persona, a la hora de tomar una decisión de compra (desde algo muy pequeño hasta una gran inversión), busca, investiga, chequea y revisa online. No tener presencia en internet es un riesgo que nadie puede darse. Es dejar la conversación y la comunicación en manos de otros.
Entonces, ¿cómo avanzar?
Primero, lo ideal es entender quién sos como marca. ¿Qué servicios o productos ofrecés? ¿Qué solución brindás? ¿Qué transformación logra tu cliente cuando te contrata? ¿Qué tenés vos, entre todos los que ya ofrecen lo mismo, que te hace diferente?
Entender qué ofrecés y en qué sos diferente es el primer paso para empezar a pensar cómo comunicarlo. Y sé que mucha gente puede decir: “Pero yo no hago nada distinto, mi servicio es igual al de todos”. Perfecto. Lo que marca la diferencia es que vos sos la cara de eso. Tus valores, tu posicionamiento y tu forma de trabajar ya pueden hacer que te destaques.
Una vez que tenés en claro quién sos como marca, podés empezar a definir cuáles son tus objetivos a la hora de comunicar. ¿Llegar a más personas? ¿Que quienes te busquen sepan que existís? ¿Posicionarte como experto o referente en un tema? A veces, la saturación que vemos online surge porque sentimos que tenemos que hacerlo todo: ser virales, influencers, compartidos y comprados. Y no, no se puede.
Entender qué querés lograr con la comunicación te va a llevar, de forma más clara, al siguiente paso: dónde y cómo.
No todos tenemos que estar en todos lados, y no es necesario hacerlo para tener un negocio exitoso. Elegir en qué red social o de qué manera te vas a acercar a tu audiencia es clave para no desperdiciar esfuerzos y obtener resultados. Las pautas para definirlo son dos:
- En qué red social te sentís más cómoda.
- Dónde encontrás a tus clientes.
Por ejemplo, una agencia de copy para negocios agropecuarios tiene mucho más sentido en LinkedIn que en Instagram o TikTok. En cambio, un coach de vida puede construir todo su negocio con posteos en Instagram, y una marca de carteras puede hacerse viral en TikTok.
Cada negocio es distinto y requiere ese paso de análisis.
Una vez que entendés quién sos, qué querés lograr y cuál es el mejor lugar para empezar, el último paso es arrancar. No necesitás una marca, un sitio web, un logo, una paleta de colores ni un community manager. Lo que necesitás es empezar. Para ver qué respuesta obtenés, para ajustar, para ganar confianza y para aprender.
El lema siempre es: mejor hecho que perfecto. Con eso vas a obtener información clave para definir y ajustar tu estrategia. Y cuando ya esté todo y entiendas y veas resultados… ahí sí, contratá un community manager 🙂
Estar a cargo de nuestra propia comunicación es la mejor estrategia frente a la saturación digital. Definir qué sí vas a comunicar y qué no es clave para darte tranquilidad y enfocarte en lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio.
Marina Condó
Marketer y escritora, CEO de la agencia creativa Ideas del Espacio – www.ideasdelespacio.com