Cuando descubrí el remo me sentí feliz. ¡Al fin un deporte que me gustaba! No requería de grandes habilidades, solo buena coordinación. Era hermoso los fines de semana salir al rio y remar en Tigre, donde el aire se purificaba sin filtro alguno.
Remábamos con una amiga, las dos solas, en un bote de travesía sin timonel. Éramos audaces y el rio nos acompañaba, siempre protector. Fueron varios años hasta que un día dejé por distancia, falta de tiempo y otras razones más que apenas recuerdo.
Ahora me doy cuenta que para remar no hace falta estar en un río, ni tampoco subirse a un bote.
Se rema de muchas maneras en la vida. Remamos constantemente sin darnos cuenta. Se reman dolores físicos. Se reman sufrimientos amorosos. Se reman problemas familiares. Se reman economías inestables. Se rema y rema sin parar. Se reman diariamente tantas cosas que no tienen nada que ver con un deporte pero que requieren de mucho esfuerzo y dedicación.
En el año 2015, la idea de formar un grupo de remo compuesto por mujeres sobrevivientes de cáncer de mama apareció de la mano de mi amiga. ¡Otra vez remando juntas! Ambas habíamos pasado por esa enfermedad. Primero me tocó a mí, en el año 2012, y luego a ella.
Armamos nuestro propio equipo de Pink Paddlers al que llamamos ROSAS DEL PLATA.
Somos mujeres remadoras de la vida. Nos reunimos para disfrutar de la naturaleza y del ejercicio, lo que nos da un doble beneficio: mejora nuestra salud y fortalece el alma.
- Estamos orgullosas de difundir nuestra causa. ¡Compartimos experiencias!
- Contagiamos alegría y esperanza a quienes están pasando por lo mismo. ¡Remos arriba!
- Somos una prueba viviente que se puede superar. ¡Todo pasa!
- Remamos juntas en un mismo bote. ¡Hay equipo!
Rema y rema. Nunca bajes los brazos, siempre empuja para adelante. Rema y rema. Aunque la corriente sea dura. Del otro lado se ve la orilla. Rema y rema. Nunca te canses de intentarlo. Te aseguro que vale la pena.
Jessica Trumper
Vice capitana de Rosas del Plata
@jesstrumper – @rosasdelplata